jueves, 30 de junio de 2011

S

¿Será él otra obra del destino?

Fue en 2001 cuando lo vi por primera vez.  Hace 10 años ya.

Fue en uno de tantos eventos en los que coincidimos por cuestiones profesionales.  Ahí estaba él, cargando su enorme equipo de trabajo y atrapándome con sus ojos, los mismos que ahora me tienen fielmente enamorada.

Él siempre ha sido atento, muy educado y caballeroso.  No había evento en el que nos encontráramos que él fuera a saludarme. Seguramente me saludaba como a más hombres y mujeres ahí presentes, pero tan solo llegaba él a esos sitios, lo veía y mejor dirigía mi mirada a otro lado.  No quería delatarme.

Bastaba con que rozara su mejilla con la mía para que cada una de mis terminales nerviosas se alteraran.  En ese entonces, tenía yo más de cinco años de novia con el que ahora es padre de mi hijo y muy próximo ex esposo, así que automáticamente construía yo un muro enorme entre los dos.  Lo hacía como medio de defensa mío, porque S me atrapaba con solo verlo y sabía que había algo que me arrastraría a él si no ponía yo un freno.

En cambio, yo nací siendo distraída y no tenía por qué no serlo entonces. Así que utilicé esa área de oportunidad mía como otro medio de defensa… nunca quise saber más de él, no quería conocer más que sus ojos y nunca pregunté a él ni a nadie su nombre. Fue hasta hace unos meses que lo supe por él.  Si en aquellos años hubiera conocido su nombre, estoy segura que me hubiera llenado de una curiosidad que ahora estaría formando parte de otra historia distinta a la que estoy viviendo a su lado.

¡Qué curioso es no querer involucrarte por tener un compromiso con alguien más al grado de ni siquiera saber su nombre!  Estoy segura que si hubiera sabido que se llama SANTIAGO hace 10 años, hubiera caído más fácilmente a sus pies. Su nombre me parece emblemático.

Así fueron unos dos años, de encuentros y de escabullirme de él, aunque él ni me seguía… solo me miraba con esos ojos expresivos que ahora sabe que me encantan. Pasó el tiempo y él cambió de especialidad, así que dejamos de vernos por unos tres años en los que yo seguí trabajando en ese medio… pasaron otros cinco más de cero contacto y nos reencontramos de casualidad.

Él estaba muy cambiado físicamente.  Digamos que lo encontré en versión reloaded, aunque también me gustaba como era antes.

Y aquí estoy, otra vez atrapada no solo en su mirada, que me fascina y me lleva al cielo, sino con su voz, su caballerosidad, su pasión. Ahora los dos somos libres y estamos juntos, quizá no de la manera ideal, pero estamos juntos de la manera en que me permite amarlo sin límites.

Nuestra historia no ha sido perfecta… los dos somos imperfectos.  Quizá tú que me lees me has visto llorar una que otra vez por este amor y ahora te parezca extraño leer todo esto.

S es así, es intenso, entregado, libre y yo así lo amo con todo mi ser.

Se que no estamos juntos por casualidad, porque si así fuera, entonces hubiéramos estado juntos hace 10 años.  Ahora es nuestro momento, es nuestro turno y con los vaivenes del amor yo lo estoy disfrutando.  Con los altibajos, lejos de alejarme de él, me uno más a él como una auténtica sanguijuela.

Diario le digo (o pienso) que lo amo, que lo quiero, que me encanta… mientras él llena de detalles a mi hijo, con el que, además, se lleva de maravilla.

Él es así… auténtico, independiente, trabajador, leído, inteligente, cariñoso… y libre.


miércoles, 29 de junio de 2011

Ñoño Mood

Ahí les va de mi ronco pecho...

Si buscas un culpable

Si buscas un culpable, cúlpalo a él...
que me vio con esos ojos que no olvido,
que me habló con esa boca que al besarla
provoca en mi cien mil escalofríos.
Si buscas un culpable, cúlpalo a él...
que no dejó que me apartara
cuando aún mi mente me mandaba
sino al contrario, cada vez que me abraza
él más me tiene sujetada.
Si buscas un culpable, cúlpalo a él...
que simplemente revive mis sentidos
solamente con decirme que me ama
suavecito susurrando en mis oídos.
Si buscas un culpable, cúlpalo a él...
que lo quiero como nunca había querido
y me tiene como nunca él ha tenido.
Y no olvido ni sus ojos
ni su boca
ni sus brazos
ni el sentir de mis oídos.
Y perdona que repita que lo quiero
y que solo en él yo pongo mis anhelos.
Y si buscas un culpable de tu desdicha...
cúlpalo a él, por provocar en mí esta dicha.

Sin miedo... ¡a nada!

Tuvieron que pasar casi siete años para darme cuenta de que lo que había estado viviendo es justamente eso, “la mala suerte de los siete años”.

Hace siete años estaba ansiosa porque estaba por vivir mi primera y única Despedida de Soltera a fines de mes de Julio de 2004.  Faltaban entonces menos de tres meses para “El Gran Día”… la boda.

Entonces no imaginaba que mi historia de (des)amor duraría menos que el noviazgo.  Apenas tres meses por 10 años de noviazgo; tres meses de matrimonio nada más, por una década de “conocernos”.

Sin embargo, un (buen) día, justo el 30 de diciembre de 2004, se fue… tan solo 15 días después de enterarnos que Dios nos había confiado en mi vientre a un hijo.

Fue un golpe terrible, pero no más fuerte al que  viví hace unas semanas a causa del amor (verdadero).

¡Recuerdo tanto esos miedos a estar sola con un hijo!  Lloré, pero lloré de coraje, no porque me había dejado el hombre que amara (eso lo supe tiempo después, en terapia)…

Paradójicamente, con esa persona viví el milagro de dar vida a un ser hermoso, mi, MI hijo, pero también sufrir maltratos de todo tipo que no vale la pena ni mencionar porque hoy no son nada, hoy, y desde hace ya algunos muchos años, no me lastiman más.

No sé qué pasó, pero sé que alguien me está motivando a darle fin a esa historia, a cerrar ciclos.

Hoy inicia el camino para obtener mi libertad y lo justo para  mi hijo, pues él más que nadie merece una vida mejor, en lo monetario y en lo emocional.

Hoy... hoy no tengo miedo.

Amante de las casualidades, el destino y la vocación

Tengo la fortuna de ser una profesionista por vocación.  Caí en el periodismo simplemente porque Los Torres lo traemos en la sangre, viene de familia.
No crean que ha sido fácil. Con justa razón, algunos colegas que sí se quemaron las pestañas estudiando más de cuatro años, han manifestado su desacuerdo a lo largo de estos 11 maravillosos años que sea yo una PERIODISTA bien hecha.
No puedo más que agradecerle a la vida porque el medio más importante del País fue quien me abrió la posibilidad de vivir ahora de escribir.  Es decir, de vivir de lo que más me gusta hacer.
No ha sido fácil.  A mí solo me gustaba el futbol y una vez entré a trabajar a DEPORTES, fue entonces cuando aprendí qué demonios es el “fuera de lugar”, y eso que había pasado las tardes de los sábados de los últimos ocho años (previos a convertirme en reportera) metida como aficionada en el Estadio Tecnológico.
Ya siendo miembro del staff de reporteros de ese medio, un niño de ocho años me explicó cómo es el juego del futbol americano.  No conocía nada de triatlón ni de patinaje artístico sobre hielo. Pero eso sí, aprendí de charrería en una sola clase (charreada) por parte de una entrenadora de escaramuzas.
No ha sido fácil.  En cinco años trabajando en ese periódico, como empleado de planta, solo me publicaron una nota en la 1A, que es la portada del periódico, justamente cuando festejaron los Rayados su campeonato en Junio de 2003, tres años después de mi entrada a este loco mundo del periodismo.
Luego llegó el dolor de decir adiós. Me dijeron adiós de ese periódico cuando más enamorada estaba de mi trabajo y cuando más lo necesitaba.
Fue un duelo de tres años que terminó solo cuando mi ahora jefe de uno de los periódicos hijos de ese gran medio, me dio la oportunidad de ser titular de una página de mecánica automotriz que tiene mucho éxito a nivel nacional.  Amo escribir de fierros, aceite y herramientas.  Lo combino con mi trabajo de planta de escribir de novias, glamour y vidas rosas.
Ahora, con mucho orgullo puedo decir que mi trabajo está inmortalizado no solo en tantas y tantas páginas que he escrito a lo largo de estos 11 años en periódicos y revistas.
Recién me acabo de enterar que muchas de mis crónicas de automovilismo deportivo están exhibidas en el Museo del Automóvil de Monterrey.  Es un honor. ¡Tengo que ir a verlo con mi hijo!
Aquí sigo. Pidiéndole a Dios y a la vida que nunca seque mi cerebro, mis manos y mi creatividad porque de eso vivo y para eso vivo.
Y aquí estás tú ahora, leyéndome en otro medio para expresarme.
Gracias por seguirme y por leerme.

La tecnología, el amor y yo

Hace algunos ayeres, criticaba el que un adulto mayor (muy cercano a mí) olvidara de un día para otro cómo acceder a un sistema que debía utilizar diario.
Pasaron los años y yo comencé a quedarme atrás mientras la tecnología avanzaba a pasos agigantados.  A eso agréguenle que donde he trabajado en la última década tenían y tienen como políticas no darnos acceso a correos personales y redes sociales.
Así que hasta hace un año decidí poner en movimiento mi feisbuc. Pero esa decisión no tenía nada qué ver con el simple interés de "ponerme a mano con la moda".  No.
Resulta, que un hombre que me gustaba mucho hace más de una década, me encontró por ahí luego de verme de lejos en una nevería.
Cuando recibí su invitación a aceptarlo, también acepté el reto de meterme al mundo de esa red social.
Uh.  Lo recuerdo bien. Me enamoré no solo de él, sino también del dichoso hijo del casi puberto e ingenioso Mark Zuckerberg.
Fue toda una aventura, apenas sabía "picarle" a tanta herramienta y al mismo tiempo comencé a conocer a fondo al hombre del que ahora puedo decir que estoy enamorada como una tonta.
Sin embargo, la factura me la cobraron unos siete meses después.
Sí.  Caí en el lado oscuro del feisbuc.  Comenzaron los malos entendidos que nos llevaron a los pleitos.
Simplemente hace unas semanas feisbuc y yo nos convertimos en los enemigos más enemigos del planeta.
Comencé a odiarlo. De amarlo, pasé a aborrecerlo (al feis)...
Salud mental.  He pensado y dicho que feisbuc no es de Dios.
Para mí ha sido difícil entender que mucha gente lo utiliza para jugar, para sonsear, para pendejear... mientras yo, yo siempre lo ví como una manera de estar cerca de ese hombre, de saber más de su vida, de sus inquietudes.  Pero nos hizo daño.  Me hizo daño.
Así que aquí sigo, pensando y analizando si será bueno dar de baja esa cuenta mía, pues además, él y yo, pese a estar juntos, hemos decidido eliminarnos de esa red social, justamente por ese daño que nos hizo en semanas recientes y yo lo extraño.  Extraño ver sus fotos, sus pensamientos y ahora me hace daño no saber eso de él... aunque dice que no me hace falta porque lo tengo a él.
¡La tecnología no es amiga mía ni de mi amor por él!

lunes, 27 de junio de 2011

Naveguemos juntos

Este es mi segundo intento de Blog.  Soy fiel lectora de no más de cinco y esta vez vengo dispuesta a empezar y no soltar jamás este espacio que seguramente me servirá de catarsis.

Así que aquí me conocerás, tal vez por vez primera, o quizá encontrarás espacios de mi vida que no te he platicado jamás.

Naveguemos juntos, acompáñame en esta travesía