sábado, 25 de mayo de 2013

Mi campeón


Juan Pablo está terminando el primer grado de Primaria en su colegio Lasallista.

Desde vacaciones de verano del 2012, él había decidido ingresar al equipo representativo de su Alma Máter de futbol y lo hizo apenas empezó la convocatoria para ello.

Su coach fue el Profe Adrián.  Un hombre entregado, estricto, recio, pero a la vez sumamente capaz de tratar con niños. Indiscutiblemente, él será pieza clave para la formación de carácter de Juan Pablo.

El ciclo escolar cuenta con dos Temporadas de futbol.

Casi todo el año, es decir, en las dos temporadas, nos dieron grandes zarandeadas los equipos rivales.  De hecho, alguna vez, recientemente, perdimos con un vergonzoso 9-0.

La primera temporada fue un fiasco, ni siquiera ganamos el derecho de estar en octavos de final.

Juan Pablo, por su tamaño, fue tomado encuenta por su entrenador para jugar en su categoría. la 2005, y participar como refuerzo de la 2004.

Ayer, mi hijo vivió uno de los días más memorables de su infancia.  Logró coronarse campeón con su equipo de la categoría 2005, en una dramática final disputada ante su similar de la Escuela de Futbol Rayados Cumbres.

El duelo fue cerrado y terminaron el tiempo reglamentario con una igualada de 0-0.  Nuestro portero, Diego Mendoza, fue la figura, pues sacó varios balones de la raya de nuestra portería.

Nos fuimos a serie de penales y con sólo uno de diferencia logramos el campeonato.


Otra vez, no puedo describir con palabras el sentimiento que esto representó para mi Juan Pablo. Su sonrisa se dibujó en su cara y ésta no lo ha dejado desde ayer por la tarde.

Hoy, apenas se levantó, se colocó su medalla -que aún no es la de campeón pero que se mandó a hacer para premiarlos por su esfuerzo a lo largo del año por parte de las madres de familia- y no la deja ni para dormir.

No está de más decirles el gran orgullo que siento. Lo agradecida que estoy con Dios por permitirme darle a mi hijo la oportunidad de desarrollarse y divertirse en el deporte y de ser alumno de su colegio.

También estoy mucho muy agradecida, no sé cómo pagarle, con mi madre, quien pese a su edad lo llevó a muchos de sus entrenamientos a los que no puedo ir yo por cuestiones de trabajo y hasta a algunos partidos.

Por decisión propia -es otra historia que traeré mañana- su padre no fue testigo de uno de los logros más trascendentales, divertidos para nuestro hijo.

Te amo, Juan Pablo y sigue adelante.  Ya viste que puedes y eso es en todos los aspectos de la vida.

¡Orgullosamente Lasallistas!


sábado, 18 de mayo de 2013

Paseo visual por Cancún

Día Uno.
Su primer encuentro con la inmensidad del mar...




Día Dos.
Su amor por el futbol lo acompañó hasta Cancún...





Y el sueño de pasar los días y las noches en una habitación con vista al mar, se nos hizo realidad...



Listo para apoyar a sus Rayados desde Cancún, en los Cuartos de Final del Torneo Clausura 2013 ante Tigres...



Día Tres.
Una aventura llamada Captain Hook... ¡Inolvidable!
Ojo: El pirata con el que posó para la foto se me hizo gua-pí-si-mo (última imagen de este día)...










Día Cuatro.
Enamorado del mar...








Día Cinco.
Hora de decir "Hasta pronto, Cancún"






PD.- Tengo un grave problema insuperable.  No me tomo fotos. Me resisto.  Del viaje sólo tengo una que nos tomaron en Captain Hook y que me vendieron durante la cena.
Prometo tomar pronto clases para posar, porque no más nunca salgo favorecida por la lente.


viernes, 17 de mayo de 2013

Primer sueño cumplido

Hace una semana volamos a Cancún.

Tuvieron qué pasar dos años para poder realizar el sueño de mi Juan Pablo de conocer el mar.

Estuvimos allá cinco días y cuatro noches de Luna de Miel familiar junto a mi mamá.

Nos hospedamos en un hotel de ese tipo, familiar.

Nos asignaron una habitación con vista al mar, con la promesa de que éstas fueran unas vacaciones inolvidables.

Desde 2004 que no viajaba a descansar ni a la Presa La Boca.  Nunca se había podido.

No puedo describir con palabras la mirada de mi hijo cuando se encontró con la inmesidad del mar por primera vez.

Todo lo capté con la cámara (de la que no encuentro el cable para bajarlas).

Fueron días realmente increíbles.  Casi no salimos del hotel, pues éste lo tenía todo.

Sólo la noche del domingo pasado tomamos el barco del Captain Hook en el que pasamos una velada increíble para mi hijo.

Al final del viaje que tomamos al centro del océano, Captain Hook se enfrentó a Jack Sparrow y ganó la batalla.

Juan Pablo tuvo la suerte de presenciar la guerra en primera fila y cuando se decretó el triunfo de nuestro capitán, en este caso Hook, sus ojos de satisfacción y emoción iluminaron mi alma.

Él disfrutó mucho de su primer viaje a sus siete, casi ocho, años de edad.

Nadó mucho, piso la arena, entró al mar sin miedo, subió y bajó cientos de veces de los toboganes, mal comió y cuando lo hizo lo dejamos elegir y no varió mucho su menú: hamburguesas, fruta y hot dogs.

Los dos terminamos bronceadísimos y bien recargados de las pilas.

No queríamos regresar.

Nada me detiene aquí y estoy por comenzar a buscar una oportunidad de empleo en ese lugar que me tiene maravillada desde hace años, desde la primera de las cuatro veces que lo visito.

Sé que ese es el lugar ideal para que Juan Pablo crezca sano, sin (tantos) peligros, en familia.

Mamá descansó.  Le pedí que no se preocupara por nosotros, que ella se fuera a la playa o saliera del hotel cuantas veces quisiera, que yo me haría cargo de mi hijo totalmente y así lo hizo.

Tomé algunas bebidas con alcohol, no usé bikini y dormí temprano, lo que no puedo hacer aquí siempre.

Realmene estoy muy agradecida con Dios y la vida de regalarnos esta oportunidad maravillosa y tengo la firme idea de, si no encuentro trabajo pronto, viajar de una a dos veces al año a ese paraíso.

Prometo volver con fotos para compartirlas con ustedes.

Ah... creí que esta vez, como las tres anteriores en las que viajé a este lugar con el corazón roto, podría enterrar el recuerdo de Santiago, pero no pude.

Diario me despertaba pensando en él, con rencor, dolor, reproches, pero se que mi corazón está sanando. No he tenido la necesidad imperiosa de llamarlo.

Sólo es cuestión de tiempo.

Lo que sí es que amo a mi hijo y trataré siempre de cumplirle sus sueños mientras sea mi pequeño y él no trabaje para hacerlos realidad.